NOSOTROS Y “LOS CAFRES” (y 2). Final de artículo de ´ELENTIR´ para los mosqueteros.

«Alguien que defiende el bien no puede justificar la muerte de un inocente…»

Si has disfrutado con la primera parte, aquí está la segunda. No quiero hacer esperar más a los incondicionales que aún me leen, y que en este caso han leído -con mucho más placer, por supuesto- a nuestro ELENTIR en su primera entrega de NOSOTROS Y «LOS CAFRES«.

El autor de CONTANDO ESTRELAS, vuelve con un certero análisis de nuestra sociedad y el relativismo moral que la envuelve, comparando a «los cafres» (como ya sabéis, nombre coloquial que recibían los CAF -Comités Abiertos da Facultade- en Galicia: la correa de transmisión del BNG en las Facultades) con los que hoy -de una u otra forma- aceptan «la gran mentira» del derecho al aborto y otras mentiras que con ésta caminan a la par… 

Que lo disfrutéis. Dará mucho que hablar…

NOSOTROS Y “LOS CAFRES” (y 2)

Quienes nos pasamos la vida intentando hacer lo correcto, aunque nos pese, nos enfrentamos hoy en día de uno de los mayores desafíos que ha vivido la Humanidad: la negación de que lo correcto exista, o algo aún peor, como es la afirmación de que lo correcto es algo variable en función de lo que diga en cada momento la mayoría. Según esa forma de ver las cosas, matar a un niño por nacer estaría mal hace cien años, pero hoy es un «derecho» y por tanto algo del todo legítimo. Pero si aceptamos una premisa tan perversa como ésa, ¿qué pasa con todos los demás derechos humanos que se sustentan en el derecho a la vida? Si no respetan nuestro derecho a existir, ¿cómo esperar que respeten nuestro derecho a expresarnos, por ejemplo?
Volviendo a los ´cafres´ de los que hablaba antes, he asistido a muchas movilizaciones que han tratado de reventar los defensores del aborto, simplemente porque no estaban de acuerdo con ellas. En las redes sociales me han insultado y amenazado tantas veces por discrepar de esos ´cafres´, que ya he perdido la cuenta. Algunos han intentado censurar nuestra defensa del derecho a vivir desde la concepción. He visto como desde ciertas cuentas de Twitter se amenazaba con violar a mujeres providas, sin que ninguna representante del feminismo progre abriese la boca para condenarlo. Hemos visto campañas de acoso, muchas veces basadas en difamaciones y calumnias. En algunos casos se ha llegado a la violencia física contra quienes se oponen, por medios pacíficos y democráticos, al crimen del aborto.
Muchas veces, como humanos que somos, podremos tener dudas de si hacemos lo correcto o no, de si no será esa mayoría de partidarios del aborto quienes tienen la razón (pues nuestra sociedad anima a pensar que si la mayoría sostiene una idea, entonces esa idea es la correcta). Sin embargo, los hechos objetivos, los argumentos manejados por unos y otros y la forma de defender las respectivas tesis no dejan lugar a dudas. Alguien que defiende el bien no puede justificar la muerte de un inocente, y aún menos la de más de 100.000 al año. Alguien que defiende el bien no insulta, ni agrede, ni acosa ni amenaza al que opina lo contrario. Como en otros asuntos, la aceptación del aborto por la sociedad actual se apoya en una gran mentira, sostenida con los métodos típicos que se usan para sostener todas las mentiras. Los partidarios de esa gran mentira no tienen reparos en recurrir a cualquier medio para defenderla, porque si para ellos el fin de disponer de una vida cómoda justifica un medio tan vil como es quitarle la vida a un inocente, entonces también puede justificar que se tape la boca, como sea, al que diga lo contrario
No vamos a encontrar lealtad, ni honor ni buenas formas entre quienes defienden esa gran mentira, porque la misma consideración sobre el bien y el mal que llenan de contenido la lealtad, el honor y la cortesía se ha puesto patas arriba para negar que algunos seres humanos, por tener determinada edad o cierta discapacidad, tengan derecho a la vida. Debemos tener bien presente esto, porque al mismo tiempo nosotros sí que estamos obligados a actuar con honor. Nos lo exige la misma recta conciencia que nos anima a defender a los más indefensos frente a una ley injusta. Algunos podrán entender esto como una batalla asimétrica, en la que un bando debe contenerse y actuar conforme a unas normas, normas que el otro bando no respeta. Sin embargo, permanecer en ese camino recto es lo que nos garantiza que el triunfo será nuestro, tarde o temprano. Por mucho que la impongan las leyes y todo el aparato mediático con el que cuenta el lobby del aborto, la mentira tiene las patas muy cortas y la verdad siempre acaba prevaleciendo. Quienes tenemos que afrontar la batalla de las ideas frente a esos cafres no debemos pensar que nuestro honor les proporciona una ventaja: al contrario. Su falta de escrúpulos, de razón y de respeto por la verdad es una tara que acabará deparándoles la derrota. Aunque en algún momento de esta batalla parezca lejano ese triunfo, no debemos olvidar la certeza de que llegará. ¡Ánimo, defensores de la vida!
Elentir
Gracias, Elentir. Sabes bien de lo que hablas.
Tomamos tu palabra. Seguiremos en la lucha, sabedores del triunfo final. Allí nos encontraremos.
@petrusquinta

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